Padre Santo, Señor de
la vida y la historia,
hacemos nuestras las
palabras de tu Hijo Jesús:
“La Paz les dejo, mi
Paz les doy”.
Con corazón abierto y
agradecido
te invocamos hoy en
esta tierra boliviana
bendecida con toda
clase de bienes materiales y espirituales.
Despoja nuestro
espíritu del odio, de la violencia,
del rencor y de la
división entre hermanos.
Ayúdanos a superar el
miedo y la desconfianza
a curar nuestras
heridas de nuestro pasado,
a superar nuestras
diferencias y mezquindades,
a vencer los errores y
las injusticias en contra de los
más pobres y
marginados.
Concédenos la gracia
de tu perdón a fin de que también
nosotros podamos
perdonarnos unos a otros y construir
juntos una Bolivia mejor
por caminos de reconciliación,
de verdad, de
justicia, de fraternidad y de paz.
María, Madre de Jesús
y Madre nuestra,
te encomendamos
nuestra Patria
para que en ella reine
la paz duradera.
Amén